La hora del Té
Seguramente cuando escuchamos decir “la hora del té”
nos imaginamos a todas las personas vestidas como en los tiempos victorianos,
con grandes trajes, enormes pelucas tanto para hombres y mujeres, caras blancas
y buenas posturas, un par de tazas de porcelana blanca con borde de oro, una
tetera antigua y la elegancia de un mantel. Y pues, no es de menos ya que esta
es una tradición británica que se remonta a esta época cuando los ingleses
miembros de la aristocracia se acostumbraron a tomar una taza de té junto con
un aperitivo alrededor de las cinco de la tarde.
Hoy en día esta costumbre se lleva a cabo en
algunos lugares, no como tradición, si no como placer. Al buscar un espacio de
descanso, o lo que conocemos como un “Break”, aquí en Venezuela como la
merienda, en medio del trabajo, para
tomar y comer algo antes de terminar. Estoy seguro que más de uno ha hecho la
hora del Té sin saber lo que hacía.
Lo bueno es que en nuestros tiempos no necesitamos
para hacer de este momento un momento bueno, la gran utilería del siglo XIX, ni
las tazas de porcelanas y la mesa en el jardín, y mucho menos nos hace falta ni
siquiera tener “Té” para nuestra hora del Té.
Aquí en Venezuela hacemos de este espacio un
momento en primer lugar de compartir, lo más seguro un café, y ya que no
disponemos de una hora completa, aunque la anhelamos con todas nuestras ganas,
en este pequeño espacio compartimos con algún compañero del trabajo, con un
amigo o hasta un familiar una conversación amena o no, de negocio o como
conocemos “un chismesito”. En ocasiones cual británicos y si el tiempo nos lo
permite degustamos de una variada cantidad de aperitivos, que pueden ir desde
un chachito, un pastelito o un pan, hasta un dulce frio, una torta, papas
fritas, tostones o maní.
En particular, de vez en cuando, me gusta
disfrutar de una buena taza de Té con leche, esta da la energía suficiente para
continuar con el trabajo diario hasta la noche, y no debe faltar una galleta o
algún dulce que este a disposición. Lo importante es poder hacer en nuestras
tardes un descanso, con quien dice, darnos un respiro, donde merendemos algo
que nos despierte y nos anime a seguir en pie mientras el día acaba. Como ya
dije, no hace falta una mesa en el jardín, ahorita cualquier ciudad cuenta con
panaderías muy agradables, cafés o lugares especiales para hacer tu “hora del
Té”. No dejes también de en estos momentos compartí junto a esa persona
especial a la que amas y compartir los placeres de la vida en una taza o en un
dulce.
“¡Donde hay té, hay esperanza!”. Sir Arthur Pinero
Me ha encantado tu artículo. Todas las tardes tengo ese momento especial que me reservo para tomar mi taza de te y algún dulce casero. Viví en Inglaterra algunos años y allí supone parte de su rutina. Me apunto a tu blog. Puedes apuntarte al mio en www.sobrillas.blogspot.com.es y verás que tengo recetas para este momento tan especial del dia.
ResponderEliminarGracias por apuntarte a mi blog y me alegra que te haya gustado mi publicación! Saludos.
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